Pepsi ha metido la pata en su última campaña publicitaria. Haciendo un guiño a La Revolución de los Claveles de 1974 de Portugal, o a otras tantas revoluciones culturales y protestas raciales en EEUU, la modelo de la campaña abandona una sesión de fotos para unirse a una protesta callejera en la que logra frenar una acción policial ofreciendo un refresco a un agente.
La campaña ha sido nombrada como ofensiva e insensible en las redes sociales y ha suscitado el enfado de muchos por frivolizar con la lucha contra el racismo. Pepsi ha declarado que la intención era “proyectar un mensaje global de unidad, paz y entendimiento”, pero está claro que no siempre se acierta. Este ejemplo deja claro la importancia de trabajar en una buena base para una campaña de publicidad. La definición de los objetivos y de los mensajes ha de ser precisa. Y Pepsi lo ha hecho mal. A pocos días de publicar este Post, Pepsi eliminó el vídeo de Youtube.